jueves, 25 de noviembre de 2010

Èl (y unos cuantos insensatos más), que suspira por mí cada vez que me ve, sola y sombría, arrastrar los pies por el cemento universitario, no sabe ni sospecha que está "enamorado" de una muerta, de un concepto tan manierista como rancio. No sé qué pensarán ustedes al respecto, pero creo que alguien (un buen samaritano, por ejemplo) debería aconsejarle a ese pobre chico que no pierda su tiempo imaginándose los besos adictivos pero indigestantes de una tipa como yo, tan basureada, tan caduca. Uy, qué tarde se nos hizo. te cuento algo, pequeño? la vida ya fue ayer. la mía, al menos

No hay comentarios: