miércoles, 15 de diciembre de 2010

Tan agonizantes eran mis noches, tan llenas de llanto, con la mente tan nublada. Solo me interesaba morirme o parar esa tristeza o decirles a mis padres cuánto los iba a extrañar (cuánto los extrañaba) y que Èl contestase alguna de mis llamadas.

No hay comentarios: